es muy importante hablar abiertamente de cómo te sientes, no sentirte culpable, y buscar un espacio donde puedas ser escuchado sin juicio. Cuando uno se siente incomprendido resulta útil procesar estos sentimientos y aprender a comunicarte de manera más efectiva con los demás. No le damos importancia a las cosas hasta que nos suceden por la habituación y la familiaridad, que hacen que lo cotidiano se vuelva invisible; el cerebro subestima lo que no requiere esfuerzo o lucha, y el miedo a perder o experimentar el cambio nos hace valorar la estabilidad hasta que se rompe, lo que genera un impacto emocional fuerte que nos obliga a prestar atención, a menudo a través de la pérdida o una crisis. Es una reacción psicológica donde el cerebro prioriza lo nuevo y desafiante, relegando lo ya conocido y seguro a un segundo plano hasta que falta. La anticipación del dolor o el caos que podría generar una pérdida nos hace ignorar lo que tenemos hasta que esa pérdida es inminente o real, provocando un fuerte impacto emocional. Por otra parte el deseo de control nos lleva a preocuparnos por el futuro y lo desconocido, pero al mismo tiempo, el ego puede ignorar lo presente para anhelar lo inalcanzable, creando un ciclo de insatisfacción.Solemos magnificar pequeños problemas hasta que algo más grande nos obliga a reevaluar lo que realmente importa, o la pérdida nos enseña a valorar el presente. Para valorar lo que tienes, necesitas cambiar tu enfoque del "qué falta" al "qué hay", practicando la gratitud diaria (anotando 3 cosas buenas), enfocándote en tus fortalezas y logros (no en debilidades), valorando el presente (personas, salud, pequeños momentos) y cuidando tu diálogo interno, además de visualizar la pérdida (estoicismo) para apreciar más lo que no es permanente, como tu propia vida o relaciones. Más en www.somoselespectador.blogspot.com








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